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Foto del escritorLala Toutonian

Entrevista a Carlos López Puccio: Les Luthiers y su agudo manifiesto del humor e inteligencia

Actualizado: 14 jul 2021

Les Luthiers y su agudo manifiesto del humor, la inteligencia y el asombro PorLala Toutonian 6 de Julio de 2017

No resulta fácil escribir sobre el humor. De poetas y de locos no todos tenemos un poco pero quien en el colectivo humano alcance ambos estados habrá sido el que desparrame felicidad, comicidad. Si a esto le sumamos inteligencia y un transcurrir musical exquisito, da como resultado Les Luthiers. Los más de 40.000 espectadores en las diecisiete funciones Gran Reserva en el teatro Gran Rex, esa, diremos, antología de los cincuenta años que los abarca, interpretaron que estos locos poetas logran lo que la ciencia y la filosofía: el asombro como manifiesto humanista. Y algo parecido entendió el jurado del Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades que recibirán en octubre, como premio a esta trayectoria y por su aporte cultural a la humanidad. (Andrés Macera) La melena más destacada del grupo, Carlos López Puccio, el alter ego de Mastropiero -el Ziggy Stardust de David Bowie-, responderá a esta entrevista con una delicadeza tal que el deslumbramiento que nombrábamos más arriba resulta lo que Platón, en boca de Sócrates destacó: que el asombro y la admiración son los orígenes de la filosofía. Recordemos que López Puccio dio sus primeros pasos en Les Luthiers en 1969 en calidad de violinista contratado, sin más. No metía bocadillo. Hasta que compuso El bolero de Mastropiero y ya nada fue igual, Ni para él, ni para el grupo, ni para el humor. Un hombre serio que hace humor, vean qué particularidad tan paradójicamente colorida. Cincuenta años juntos cumplen el 4 de septiembre, podemos decir unas bodas de oro. Y pocos imaginan una relación tan duradera en estos tiempos que vuelan. Cómo se mantiene el fuego del amor en un matrimonio de tantos, se pregunta uno: "¿Pero quién dijo 'fuego'? A esta altura nos conformamos con algunas chispas. No hay nada mejor para un humorista que tener chispa", comenzará diciendo con una sonrisa. Carlos López Puccio — Según Bergson -y lo comparto- es necesario apartarse de lo emocional para poder reír. ¿Está de acuerdo o le parece un disparate? — No tengo habilitación para polemizar con un filósofo tan célebre, pero siento que la risa realmente profunda, la que viene del asombro y de la inteligencia también es emocionante, ¿no?. Algunas de las mejores risas que me han tocado llegaron cuando ya tenía los ojos húmedos. ¡Es un milagro que Chaplin logra de tanto en tanto! Posiblemente la genialidad de esos momentos tan especiales resida en su rara capacidad para producir el tránsito inmediato entre estadios aparentemente tan irreconciliables. — El psicoanálisis, tan ligado al ser nacional, no escapa a Les Luthiers. ¿Hace terapia? — ¡Hice tanta que ya no me queda casi nada por perfeccionar! Hoy sólo hago gerontoterapia: jalea real, vitaminas, ejercicios para la memoria… (Risas) — ¿Lo cómico es liberador? — Voy a rehusar cortésmente responder a esta pregunta. Nunca fuimos muy buenos en la teorización de nuestro arte. Practicamos el humor en vivo y lo disfrutamos en tanto nos hace y hace reír. Pienso que las disecciones analíticas de los filósofos son muy interesantes, pero que no dan cuenta de la totalidad del fenómeno, que es mucho más complejo, que requiere más que del análisis –por el contrario- de la síntesis. Por eso los ejemplos de humor que utilizan los teóricos pueden ser iluminadores pero rara vez graciosos. En el humor teatral que practicamos juega en equipo una innumerable cantidad de elementos. No me divierten los supuestos "chistes" con los que Freud estudia su relación con el inconsciente, ni los de Umberto Eco. Digamos que sólo me interesan. Vamos, nadie se erotiza con Masters y Johnson o el Informe Hite. En esos escritos a lo sumo se empiezan a comprender procesos básicos de un monumento tan complejo como la sexualidad humana. Y no está mal leer sobre sexo, pero vamos a estar todos de acuerdo con que el sexo es mucho más apasionante cuando lo practicamos, ¿o no? (Andrés Macera) El Princesa de Asturias reafirma a la vez que segmenta el talento y a la música y al humor, dos caminos que no muchos se atrevieron a tomar. ¿Cómo llegaron estos cómicos a un premio tan "serio"? López Puccio apela a su ingenio y modestia para decir: "No tenemos más remedio que atenernos a la opinión del jurado: somos, y cito textual: 'espejo crítico de la realidad y referentes de la libertad en la sociedad contemporánea'. Te juro que no lo entiendo del todo pero suena fenomenal. (Risas) Y hablando de este premio tan querido y bienvenido por nosotros, es el momento de decir que también lo recibió Umberto Eco. Pareciera que de este modo completaron la teoría con la praxis. Y ya que revolotea Umberto Eco, consocio del Club del Príncipe (hoy Princesa) de Asturias, es apropiado comentar que fue público nuestro. Lo trajo Daniel Divinsky al teatro hace muchos años y disfrutó enormemente: incluso recordaba chistes nuestros en un encuentro que tuvieron años después. No lo podíamos creer. Marcos Mundstock y Carlos López Puccio (Andrés Macera) ¿Les Luthiers no debería ganar también un Nobel de Música? ¿O de Ingeniería, de Física? O Química, mejor, ya que logran que los humores -los acuosos, los que nos hacen llorar de risa- salten en cada aparición sobre el escenario: "No, no creo. Ya suficiente valor ha demostrado el jurado concediendo el galardón a estos humildes payasos que realmente somos. No querría sentirme Bob Dylan, centro de la mirada suspicaz de tantos que se sintieron con justicia más merecedores del Nobel". (CARLOS RAVAZZANI) La desdichada muerte de Daniel Rabinovich, la ya decidida partida de Carlos Núñez Cortés tras la gira española, desmembra el principio fundacional, pero la precisa inclusión de Horacio "Tato" Turano y Martín O'Connor (que se lucen en Gran Reserva como quien ha transitado con el resto tanto devenir) en las filas de Les Luthiers, equilibra y pareciera condenar a una sensibilidad aún más acrecentada. — Los cambios de formación que han vivido y los que devendrán, ¿los hace contemplar una, permítanme el espantoso epíteto, jubilación? Digamos retiro. — Hay consenso universal en que a uno, tarde o temprano, terminan retirándolo aunque se resista. Por el momento declaramos que no aceptamos jubilaciones, retiros y menos epítetos. (Más risas.) Un clásico habitualmente es definido por su perdurabilidad en el tiempo, por lograr un sentido estético en cualquier cronología. Gran Reserva es buen ejemplo y sin embargo el factor sorpresa está siempre presente. Cómo se ponen de acuerdo a la hora de guionar, nos preguntamos: "Nunca nos hemos puesto totalmente de acuerdo hasta pasar la prueba pública", dirá inmediatamente, "Tenemos un código de calidad básico (temático, formal, político, impolítico, etc.) que no violamos. Ningún proyecto se prueba en público si no cumple esas condiciones nunca escritas. Pero con la calidad no alcanza, hace falta que luego el público corresponda con su risa, algo tan mágico e impredecible. Es en esa instancia donde cada autor es reconocido (o abucheado) y su proyecto aceptado o rechazado con sevicia. (Andrés Macera) — Creen que todos -absolutamente todos- verdaderamente entienden sus chistes? ¿Les importa? — Siempre nuestros espectáculos contienen un repertorio de chistes de amplio espectro. Desde el más refinado, culterano y elitista hasta el tortazo en la cara. Naturalmente no todo el público disfruta del mismo chiste por igual ni de la misma torta. ¡Lo único que buscamos es que todos se vayan contentos del teatro! — De haberse dedicado otra cosa, ¿cómo se ven? ¿Profesores de ética, luthiers propiamente, directores de orquesta? — Yo iba derechito a ser director de orquesta justamente de no ser porque se cruzaron en mi vida estos indeseables con su irresistible oferta económica que me permitió, en principio, ayudar a pagar las deudas. Y más tarde no a ser rico pero por lo menos a divertirme en grande. — ¿Se pelean, se halagan, se retan, se abrazan? — Mmm, Sí, sí, no, sí. Mañana viernes 7 de julio y el sábado 8 se presentarán en el Teatro Gran Ituzaingó y seguirán luego por Mendoza, Mar del Plata, Córdoba, Neuquén, y La Plata. López Puccio junto a sus eternos compañeros, los grandes Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés más Turano y O'Connor, musicalizarán el humor más inteligente al que nos hayamos enfrentado, argumentador, profundo, sonoro. Un divertido manifiesto de la agudeza.



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